Crisis en Ontinyent
Recuerdo mis inicios como profesional allá por el año 1992, estaba cursando el último curso de Ingeniería Industrial textil (23 añitos) cuando por circunstancias tuve que compaginar ese año estudios y trabajo. Fue apasionante, fui afortunado y al mismo tiempo confiado, ese año el de las Olimpiadas de Barcelona y de la Expo de Sevilla fue maravilloso, en un año aprendí lo que no había aprendido durante toda la carrera, no ejercí de técnico mi labor fue directamente la organización de la producción, ese año aprendí que son las personas las que consiguen los objetivos, no las empresas de las que forman parte. Pero mi felicidad duro poco, no lo esperaba, llego la crisis de 1993. No deberíamos olvidar aquello, yo lo viví. Copia-pega de wikipedia. (Un resumen) Introducción La economía española en 1993 tuvo un crecimiento espectacular del desempleo del 16% al 24% (hasta 3.545.950 millones de parados), una caída de beneficios e inversión de las empresas, un volumen de deuda pública cercano a los 30 billones de pesetas (180.000 M€), un 68% del PIB y un déficit del conjunto de las AA.PP. superior al 7% del PIB. 13 de mayo de 1993; «el Jueves negro» En ese día, el Gobierno español se vio obligado a devaluar de nuevo la peseta, esta vez en un 8% despues de dos anteriores de un 5% y un 6%. La obstinación en defensa de la peseta en los mercados monetarios se saldó con una pérdida de reservas de 3,2 billones. Ese día según la EPA en España había 3.300.270 parados, osea desde 1991, la economía española había perdido 750.000 empleos. Además, el INE comunicó ese fatídico «Jueves negro» que la inflación, pese a la recesión, no cedía. El déficit público superaba por esas fechas los 1.7 billones de pesetas (10.250 M€, hoy ¿100.000 M€?). Las medidas del Gobierno El 8 de octubre de 1993, el Consejo de Ministros aprobó la Ley Financiera, de la cuál hay que destacar que se dio luz verde a reducir la prestación mínima para parados sin hijos a cargo, desde el 100 al 75% del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) En la empresa familiar redujimos 1/3 la plantilla de 45 a menos de 30 personas. Salimos si, pero con un coste personal emocional importante y solo gracias al fundador, con ilusión, visión, tesón y sacrificios, muchos sacrificios, pero salimos. Ese tipo de personas emprendedoras ya escasean, me refiero a esa generación que se ganó a pulso lo que la vida les deparó, emprendedores y dedicados 24 horas al día a levantar sus negocios, lo hacían porque no sabían hacer otra cosa, no tuvieron comodidades quizá solo al final de su carrera, tuvieron muchas dificultades pero perseveraron y nos condujeron hasta hace poco. Salimos de la crisis del 93 pero lo actual es más complicado. Veo empresarios pero ya no a los emprendedores. Las empresas de Ontinyent sufren además de la crisis financiera mundial y la particular crisis inmobiliaria española, la crisis de competitividad tras la liberalización generalizada de aranceles a la importación de productos asiáticos que realizo la OMC en 2005. Yo viví esa crisis del 93 pero los nacidos a partir de otra crisis, la del petróleo del 73, con casi 20 años entonces no la vivieron en sus carnes y ahora rondando los 40, esa generación de la que formo parte, no hemos sufrido, hemos vivido razonablemente bien, sin preocupaciones, sin excesivos sacrificios. Ahora tenemos el testigo, somos quien debe procurar el bienestar de las próximas generaciones, me gusta esa frase: “No heredamos la tierra de nuestros padres, la tomamos prestada de nuestros hijos”. No demonicemos a los emprendedores, las empresas que han caído aquí en Ontinyent, lo han hecho (entre muchos mas factores, obviamente) porque esta nuestra generación no hemos tomado el testigo, o no nos han dejado hacerlo. Sin embargo no hay más remedio que hacerlo. Estamos tomando prestado el futuro de nuestros herederos. Foto de Meteontinyent Debemos coger el testigo, pero no se como hacerlo, de momento, me preocupa no saberlo y por eso busco respuestas. Ya os contaré. ACTUALIZACIÓN: de momento dejo cuatro conceptos muy básicos.